Mas ahora que ha muerto, ¿Para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mi.
2 Samuel 12:13
Esta frase la dijo el rey David después de uno de los sucesos mas trágicos de su vida. Acababa de morir el hijo no deseado que había tenido inlícitamente con Betsabé. Natán ya había avisado a David que ese hijo moriría, y David estuvo un largo periodo de tiempo en ayunas durante siete días hasta que le dieron la noticia.
¿Cual fué la reaccion de David al enterarse?: Se labó, se ungió, adoró a Dios y pidió que le dieran de comer.
Muchos podran asustarse de la sangre fría que tenía David, otros quizas piensen que, si tanto había sufrido durante el tiempo en el que este niño había estado enfermo, ¿porqué reacciona de esta manera, y no se enfurece más al escuchar que su hijo habia muerto?...
David hizo lo que tenía que hacer. Despues de mucho tiempo siguiendo sus instintos carnales (acostarse con una mujer que no era suya, incitar a un hombre a emborracharse, y luego poner a ese hombre en el frente de la batalla para quitarselo de encima), David se resignó y aceptó las consecuencias.
¿De qué le hubiera servido seguir lamentandose? ¿Le hubiera devuelto ese niño? Por supuesto que no. Pero él no lo merecía, y David lo sabía. Así que hizo lo que tenía que hacer: adorar a Dios y comer.
Adorar a Dios en primer lugar, mostrando que él solo era un hombre que había pecado y que Dios estaba por encima él. Y comer en segundo lugar, para seguir con su vida después de este gran desliz que maracaría su vida. ¿Cómo sabemos que esa era la mejor reacción posible? Porque despues Dios le da otro hijo de Betsabé: Salomón, el sabio.
Que Dios nos bendiga, y nos haga ver que nuestros problemas son una mota de polvo a su lado.
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