lunes, mayo 11, 2009

Luego que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiese con él; y entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa.
El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de que no se hubiese lavado antes de comer.
Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad.
Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro?

Lucas 11: 37-40

Me gusta esta actitud de Jesús y lo que refleja en esta parte de la Biblia.
Primero vemos que no tiene ningun tipo de reparo en comer tanto con pobres como con ricos. Digo esto porque en otras partes de la Palabra vemos a Jesús comiendo con cobradores de impuestos, prostitutas, etc. Así que aquí lo vemos con un fariseo religioso de la época, con un buen estatus social, con poder, con riqueza seguro, y sacamos la conclusión de que Jesús no tenia reparo en sentarse a la mesa con uno u otro. Eso es algo a tener en cuenta y de lo que creo que todos debemos aprender.

Pero vamos a la parte central, versículos 38 y 39:

El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de que no se hubiese lavado antes de comer.
Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad.

Me encantan estas palabras de Jesús porque retratan perfectamente a este hombre. Eso significava que el Señor Jesús sabia perfectamente como era el fariseo en su interior. De la misma manera Dios sabe como somos todos nosotros realmente en nuestro interior, en nuestros corazones.

Y hoy la cosa va por ahí, no nos preocupemos tanto de lo que pensara la gente de nosotros, de lo que se ve por fuera, simplemente actuemos de corazón hacia el Señor. Démosle todo nuestro corazón a Dios desde nuestro interior y eso nos cambiará luego también el exterior. Los cambios son de dentro hacia fuera. Primero debe cambiar nuestro corazón hacia Dios. Si le dejamos el pleno control de nuestro corazón, Él nos renuevará, nos cambiará por completo, desde dentro hacia fuera.

Así que lo que yo saco de este pasaje hoy es que nos preocupemos por como está nuestro interior y no tanto de nuestro exterior. Los cambios empiezan desde dentro. Los cimientos de una casa es lo que se construye primero, si haces primero el tejado, se caerá. De la misma manera los cimientos de nuestra vida con Dios y, al fin y al cabo, de la única vida que hay, solo se pueden fundar en el corazón, porque ahí es donde se ponen los fundamentos de la vida de cualquier persona.

Que Dios os bendiga y que nos ayude a hacer esto real en nuestras vidas y corazones.

1 comentario:

noemi dijo...

AMEEEEEN!^^