martes, septiembre 15, 2009

Lágrimas

Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. (Salmo 126:5)

Este versículo es de mucho consuelo, porque vemos que siempre tenemos que sembrar, en momentos buenos sonriendo y en momentos malos, llorando. La aplicación de esta figura a la siembra del evangelio es legítima. A menudo la siembra causa dolor y sufrimiento. Aun en tiempos de avivamiento, hemos de seguir sembrando en lugares difíciles.

Sabemos que si sembramos abundantemente, aún en tiempos difíciles, segaremos abundantemente y con alegría porque veremos que el Señor ha hecho crecer la simiente y Él la hará prosperar.

Debemos tener también muy claro que el Señor nos usa para plantar pero que el mérito es totalmente Suyo, como dice aquél salmo "no a nosotros no a nosotros..." sino que al Señor sea toda la gloria y honra por siempre. Amén.