(Job 31:24)
Hoy han vuelto a operar a mi abuela y, no sería sincero si no explicara lo que he aprendido estos días de dificultad y sufrimiento. Sobretodo en el día de hoy.
He aprendido dos cosas muy importantes, la primera, que la única paz que tenemos viene de Dios y, en momentos difíciles sabemos que Él está en nosotros y que nos consuela y sufre con nosotros. Sabemos que Dios, siendo Todopoderoso, se cuida de cada uno de sus hijos y que todos nosotros estamos bajo Su voluntad.
La segunda hace referéncia al versículo antes citado. La vida que el Señor nos da, no sabemos cuanto durará. Tal vez 30 años más, 20, 10, días. No lo sabemos, pero a mi estos días, al ver a mi abuela me ha ido muy bien pensar. Jordà, el Señor quizá te llame a su presencia pronto, entonces, ten una cosa segura, ¿como actuarías si hoy fuera el último día de la vida? La respuesta es evidente, sirviendo al Señor, poniendo toda mi confianza en Él y teniendo un día de plena comunión con Él, esperando al día siguiente poderlo ver cara a cara. ¡Qué gozo!
Simplemente era ese pensamiento, quizá tengamos poco tiempo, pero el tiempo que tengamos vivámoslo para el Señor. Toda la vanagloria, todas las envidias, toda la maldad, no sirve de nada. Vivamos para Él como si fuera siempre el último día.
Dios nos bendiga a todos.
He aprendido dos cosas muy importantes, la primera, que la única paz que tenemos viene de Dios y, en momentos difíciles sabemos que Él está en nosotros y que nos consuela y sufre con nosotros. Sabemos que Dios, siendo Todopoderoso, se cuida de cada uno de sus hijos y que todos nosotros estamos bajo Su voluntad.
La segunda hace referéncia al versículo antes citado. La vida que el Señor nos da, no sabemos cuanto durará. Tal vez 30 años más, 20, 10, días. No lo sabemos, pero a mi estos días, al ver a mi abuela me ha ido muy bien pensar. Jordà, el Señor quizá te llame a su presencia pronto, entonces, ten una cosa segura, ¿como actuarías si hoy fuera el último día de la vida? La respuesta es evidente, sirviendo al Señor, poniendo toda mi confianza en Él y teniendo un día de plena comunión con Él, esperando al día siguiente poderlo ver cara a cara. ¡Qué gozo!
Simplemente era ese pensamiento, quizá tengamos poco tiempo, pero el tiempo que tengamos vivámoslo para el Señor. Toda la vanagloria, todas las envidias, toda la maldad, no sirve de nada. Vivamos para Él como si fuera siempre el último día.
Dios nos bendiga a todos.
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