martes, octubre 06, 2009

No seamos "jonases"

Muchas veces me he sentido una "jonasa"; Dios me dice que tire por un lado y yo tiro por otro. Dios, en su soberanía, hace y deshace, y todo lo hace bien. Yo, por el contrario, meto la pata muchas veces, no alcanzo a comprender muchas cosas... y aún y así me tomo la libertad de poner en entredicho lo que Él me dice, lo que quiere que haga, etc. Cuán pequeños somos nosotros, y cuán grande es Dios.

Poco más puedo decir, es mucho mejor que leáis la historia de Jonás, especialmente el capítulo 2 y 4. Me acuerdo que cuando era pequeña me explicaban esta historia, pero lo que nunca me explicaron fue la parte del capítulo cuatro y, cuando fui más mayor y la leí, el concepto que tenía de Jonás cambió. Pero lo más curioso es que me sentí más identificada con él, me sentí una auténtica "jonasa".

¿Alguna vez te has sentido así?, ¿no crees que ya es hora de agachar la cabeza delante de Dios, mirarle y decirle: "Señor, aquí me tienes, no puedo entender, no sé el por qué de muchas cosas, pero Tú tienes el control, y eso me basta". Dios no quiere que no pensemos, que no nos enfademos por no entender cosas que puedan pasar, pero quiere, que después de sentir esto, que todos hemos sentido alguna vez, nos lancemos a sus brazos, confiemos y obedezcamos. Dejemos de ser "jonases".


Jonás 2

Oración de Jonás

1 Entonces Jonás oró al Señor su Dios desde el vientre del pez.2 Dijo:
«En mi angustia clamé al Señor,
y él me respondió.
Desde las entrañas del *sepulcro pedí auxilio,
y tú escuchaste mi clamor.
3 A lo profundo me arrojaste,
al corazón mismo de los mares;
las corrientes me envolvían,
todas tus ondas y tus olas pasaban sobre mí.
4 Y pensé: "He sido expulsado
de tu presencia.
¿Cómo volveré a contemplar
tu santo templo?" [a]
5 Las aguas me llegaban hasta el *cuello,
lo profundo del océano me envolvía;
las algas se me enredaban en la cabeza,
6 arrastrándome a los cimientos de las montañas.
Me tragó la tierra, y para siempre
sus cerrojos se cerraron tras de mí.
Pero tú, Señor, Dios mío,
me rescataste de la fosa.

7 »Al sentir que se me iba la *vida,
me acordé del Señor,
y mi oración llegó hasta ti,
hasta tu *santo templo.

8 »Los que siguen a ídolos vanos
abandonan el amor de Dios.[b]
9 Yo, en cambio, te ofreceré sacrificios
y cánticos de gratitud.
Cumpliré las promesas que te hice.
¡La *salvación viene del Señor
10 Entonces el Señor dio una orden y el pez vomitó a Jonás en tierra firme.


Jonás 4

Enojo de Jonás

1 Pero esto disgustó mucho a Jonás, y lo hizo enfurecerse.2 Así que oró al Señor de esta manera:

—¡Oh Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando todavía estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis, pues bien sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, que cambias de parecer y no destruyes.3 Así que ahora, Señor, te suplico que me quites la *vida. ¡Prefiero morir que seguir viviendo!
4 —¿Tienes razón de enfurecerte tanto? —le respondió el Señor.
5 Jonás salió y acampó al este de la ciudad. Allí hizo una enramada y se sentó bajo su sombra para ver qué iba a suceder con la ciudad.6 Para aliviarlo de su malestar, Dios el Señor dispuso una planta,[a] la cual creció hasta cubrirle a Jonás la cabeza con su sombra. Jonás se alegró muchísimo por la planta.7 Pero al amanecer del día siguiente Dios dispuso que un gusano la hiriera, y la planta se marchitó.8 Al salir el sol, Dios dispuso un viento oriental abrasador. Además, el sol hería a Jonás en la cabeza, de modo que éste desfallecía. Con deseos de morirse, exclamó: «¡Prefiero morir que seguir viviendo!»
9 Pero Dios le dijo a Jonás:

—¿Tienes razón de enfurecerte tanto por la planta?

—¡Claro que la tengo! —le respondió—. ¡Me muero de rabia!
10 El Señor le dijo:

—Tú te compadeces de una planta que, sin ningún esfuerzo de tu parte, creció en una noche y en la otra pereció.11 Y de Nínive, una gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no distinguen su derecha de su izquierda, y tanto ganado, ¿no habría yo de compadecerme?

Selah!!
Bendicionees!^^