lunes, noviembre 03, 2008

Jonás 3: 1-3

Jon 3:1 Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo:
Jon 3:2 Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré.
Jon 3:3 Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino.

Primero os querría pedir disculpas porque Jordá y yo estamos teniendo unos dias muy ajetreados y la verdad es que se nos hace difícil poder actualizar al dia. Por lo menos a mí. Pensaba que no me costaría nada y cada vez me cuesta más y ya me he saltado un par de actualizaciones haciéndolas tarde. Pedimos disculpas por eso e intentaremos ser más puntuales.

Siguiendo con Jonás la idea que me ha gustado de estos tres versículos és como la restauración de Jonás, en el sentido que ahora si que hace caso al Señor.

Todo empieza de nuevo. El Señor le vuelve a pedir que vaya a Nínive y le vuelve a pedir que proclame el mensaje del Señor. Ahora Jonás ya estaba preparado para esa tarea. No tuvo que estudiar un master de teología, no tuvo que hacer un cursillo de hablar en público ni tampoco tuvo que hacer una prueva física, no fué nada de eso lo que le hizo APTO para poder proclamar el evangelio del Señor. Lo único que necesitó fué su corazón totalmente puesto para la voluntad del Señor.

Muchas veces decimos: ai yo no sé hablar, o yo no soy capaz de hacer tal cosa para el Seño. El Señor no busca gente superdotada ni supercualificada, és más, el Señor escogió lo peor para avergonzar a lo mejor, el Señor busca gente sencilla que simplemente le de su corazón para hacer en ellos una nueva obra. Eso es lo que necessitava Jonás y lo que necesitamos nosotros para hacer la voluntad del Señor, un corazón totalmente entregado a Él.

La idea que me gusta de este pasaje como a he dicho es esta, que una vez vueltos de nuestro mal camino, el Señor vuelve a empezar y nos restaura. Nos da lo que necessitábamos para seguir Su camino, su voluntad, el servicio hacia Él.
Así que por muy mal que nos veamos y por muy incapacitados, no desmayemos pues en el Señor hay restauración, hay esperanza!

Que el Señor nos bendiga aun y siendo tan infieles muchas veces a Él, y nos ayude a poner nuestro corazón para Su servicio.
Amén

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