miércoles, noviembre 12, 2008

Jonás 4:10-11

Jon 4:10 Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció:
Jon 4:11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella grande ciudad donde hay más de ciento y veinte mil personas que no conocen su mano derecha ni su mano izquierda, y muchos animales?

Comparación increïble para la conclusión de un libro de la Bíblia. Jah mismo habla con Jonás después de que se enfadara y le hace un símil impresionante. Le dice, dicho en otras palabras, tu tuviste pena de una cosa con la que no tuviste esforzarte, que no tenía valor, que tiene tan corta vida mucho más debe Jehová apiadarse de aquellos cientos de miles de hombres y mujeres inmortales de la gran Nínive—que él ha hecho con una tal manifestación de poder creador—, máxime ya que muchos de ellos se arrepienten, y que ve que, si todo lo que hay en ella fuera destruído, serían envueltos también en la destrucción común "más de ciento veinte mil" niños inofensivos, así como también "muchos animales". Véase el mismo argumento deducido de la justicia y la misericordia en Gen_18:23-33. Una ilustración similar de la insignificancia de una planta, que hoy es y mañana es echada al horno, y a pesar de ello, es vestida por Dios con superior belleza, Cristo la da para probar que Dios cuidará por los infinitamente más preciados cuerpos y almas de los hombres que van a vivir para siempre (Mat_6:28-30). Un alma es de más valor que el mundo entero; seguramente, entonces, un alma es de más valor que muchísimas calabaceras. Espiritualmente el punto de comparación es: la necesidad que Jonás tenía para entonces del follaje de la calabacera—por poca que fuese la falta de ella en otros tiempos—ahora era imprescindible para su comodidiad, y casi para su vida. Asimismo, ya que Nínive, como ciudad, teme a Dios y se vuelve a él, la causa de Dios necesita de Nínive, y sufriría por la destrucción de ella, así como el bienestar material de Jonás adolecía porque se marchitó la planta. Si hubiera alguna esperanza de que Israel fuera despertado por la destrucción de Nínive, para cumplir su alto destino de ser luz al paganismo circundante, entonces no hubiera habido la misma necesidad para la causa de Dios de la preservación de Nínive (aunque siempre ha habido la necesidad de salvar a los arrepentidos). Pero por cuanto Israel, habiendo sufrido los juicios, con el retorno de la prosperidad vuelve a la apostasía, el medio necesario para vindicar la causa de Dios y provocar a Israel a celos, si fuere posible, es el ejemplo del arrepentimiento repentino de la gran capital del paganismo a la primera amonestación, y del consiguiente perdón de la misma. De esta manera Israel vería transplantado el reino de los cielos desde su antiguo asiento a otro que voluntariamente diese sus frutos espirituales. Las noticias que Jonás llevó de regreso a sus compatriotas, del arrepentimiento y salvación de Nínive, de ser entendidas con fe, serían mucho más capaces para hacer volver a Israel al servicio de Dios que las noticias de la destrucción de ella. Israel fracasó en aprender la lección, y así fué arrojado de su tierra. Pero ni esto fué un mal sin mitigar. Jonás fué un tipo así de Cristo, como también de Israel. Jonás a pesar de ser un desechado, en Nínive fué altamente honrado por Dios; del mismo modo la condición de Israel de desechado no resultaría un impedimento para servir todavía a la causa de Dios, siempre que le fuera fiel a él. Lo fueron así en Babilonia Ezequiel y Daniel; y los judíos esparcidos en todos los países como testigos del único Dios verdadero, abrieron el camino para el cristianismo, en tal forma que éste se difundió con una repidez que de otra manera no hubiera sido probable. (Fairbairn.) que no conocen su mano derecha ni su mano izquierda—niños de menos de tres o cuatro años de edad (Deu_1:39). Ciento veinte mil de éstos darían, si se calcula que eran un quinto del total, una población total de 600.000. muchos animales—Dios cuida también de las bestias brutas, de lo cual el hombre toma poca cuenta. Estos en sus maravillosos poderes y utilidad, están muy por encima de la planta por la que Jonás tanto se preocupaba. Sin embargo, nada le importa la destrucción de ellas, ni la de los niños inocentes. Lo abrupto de la clausura del libro es más notablemente sugestivo que si el pensamiento hubiese seguido en detalle.

Extraído del comentario Bíblico Jamieso, Fausset y Brown. Me ha parecido tan adecuado que he preferido copiarlo directamente.

Dios les bendiga y nos haga ver que es lo que tiene realmente importancia en nuestras vidas.

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