Gen 4:2 Y después parió á su hermano Abel. Y fué Abel pastor de ovejas, y Caín fué labrador de la tierra.
Gen 4:3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda á Jehová.
Gen 4:4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, y de su grosura. Y miró Jehová con agrado á Abel y á su ofrenda;
Gen 4:5 Mas no miró propicio á Caín y á la ofrenda suya. Y ensañóse Caín en gran manera, y decayó su semblante.
Gen 4:6 Entonces Jehová dijo á Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué se ha inmutado tu rostro?
Gen 4:7 Si bien hicieres, ¿no serás ensalzado? y si no hicieres bien, el pecado está á la puerta: con todo esto, á ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.
Todos conocemos muy bien esta historia que ocurrió hace muchos años. Abel ofreció lo mejor de su trabajo. Caín también ofreció pero dice aquí que el Señor no miró con agrado a su ofrenda. Esto podría ser porque Caín no trajo sus mejores frutos o porque Caín no trajo un animal, pero sea como sea seguramente Abel dió todo lo que tenia en su corazón, se entregó por completo al Señor sabiendo que todo lo que él tenía venía de Dios. De otra manera, Caín seguro que no téndría esa disposición en el corazón, ya que Dios mira los corazones, y supo que Caín no tenía el corazón entregado a Él.
Las dos ideas que creo que son mas importantes son:
- Como Abel, debemos siempre ofrecer lo mejor a Dios. De otra manera no nos irá bien. Debemos saber que TODO lo que tenemos nos lo ha dado Dios, es suyo, proviene de Él. I que sin Él no tendríamos nada de eso.
- Lo que sembramos, es lo que cosecharemos. El Señor le deja muy claro esto a Caín cuando Caín se enfada. El Señor le dice que porque se enfada. Dice que si hiciere el bien sería ensalzado, pero que sino lo hiciere el pecado está esperando en la puerta para saltar sobre Él. Esto significa que si no hacemos la voluntad de Dios y vamos por sus caminos nos exponemos a pecar, cosa muy peligrosa tanto como para nosotros como para los que nos rodean, en este caso Abel.
El Señor nos llama a dárselo todo, a reconocernos suyos y reconocer que TODO lo que tenemos nos lo ha dado Él. Como el Padre al hijo que ama.
Y también nos advierte de que si hacemos mal las cosas no nos saldrán bien. El resultado de una mala siembra es una mala cosecha. No debemos enfadarnos o extrañarnos, pues si hacemos mal el pecado está a la puerta "preparado" para saltar encima nuestro y hacernos pecar.
Que Dios os bendiga.
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