Y cuando oras, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en las sinagogas, y en los cantones de las calles en pie, para ser vistos de los hombres: de cierto os digo, que ya tienen su pago.
(Mateo 6:5)
Este versículo me ha gustado mucho, básicamente por el hecho de las oraciones que hacemos los creyentes.
Ante todo destacar que el hacerlo en pie no es como señal de poder sobre otros, únicamente es que en ese tiempo, como muchas veces, actualmente, la oración se hace depié.
Dicho esto, me hago una autocrítica, ¿cuantas veces vamos a la reunión de oración para que nos escuchen los demás y no para que nos escuche Dios? éste vamos se simplifica en voy. Qué diferencia tan abismal de cuando oramos en público a cuando oramos en la cámara secreta (como dice la Palabra de Dios).
La cuestión, en mi caso, es que, cuando estoy en público no oró con fe. La oración no puede subir ya que la oración sin fe no sirve de nada. Solo sirve para el deleite de aquellos que la escuchan (como mucho).
Que desgracia que tengamos un elemento tan importante y tan poderoso dado por Dios y no seamos capaces de usarlo como Él quiere.
Dios nos ayude a orar con fe, no infravalorano nunca su poder.
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