Brevemente compartiré un pensamiento que me hizo mucho bien ayer en la Iglesia.
Y ciertamente, aun reputo todas las cosas pérdida por el eminente conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y téngolo por estiércol, para ganar á Cristo
(Filipenses 3:8)
El apóstol Pablo escribe estas cosas. Es una respuesta de fidelidad. Es al punto dónde deberíamos llegar todos los creyentes.
Todo me es lícito más no todo me conviene. Entonces todo aquello que no me conviene frenará mis pasos de fidelidad hacia Dios. Antes de todo debemos plantearnos que esperamos de nuestra vida (no es nuestra, es de Dios). Esperamos devolverle a Dios el talento que nos dió tal y como nos lo dió, esperamos augmentar los talentos, o esperamos perderlos. Si esperamos augmentarlos tal como Dios quiere, deberíamos tener una vida en que todo fuera dirigido a Cristo y en el cuál el pecado quedara lejos nuestro. El cambio, según mi punto de vista, no debe ser de fuera para dentro, sino al revés. El cambio se producirá cuando estemos realmente cerca de Dios, en ese momento, pondremos las cosas en la balanza y nos daremos cuenta que nada importa, sólo Dios y Su conocimiento.
Dios nos bendiga a dar ese paso de fidelidad y ser capaces de quitar de nuestras vidas todo aquello que no sea de Dios.
1 comentario:
amén
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