domingo, septiembre 07, 2008

Vasos

El pensamiento de hoy se lo he "tomado prestado" a un hermano que lo ha compartido hoy en la iglesia. También quiero recalcar que Jordá vuelve hoy junto con todo el grupo de jóvenes de Aransa.

Por tanto, no desmayamos: antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior empero se renueva de día en día.
Porque lo que al presente es momentáneo y leve de nuestra tribulación, nos obra un sobremanera alto y eterno peso de gloria;
No mirando nosotros á las cosas que se ven, sino á las que no se ven: porque las cosas que se ven son temporales, mas las que no se ven son eternas.
2ª Corintios 4:16-18

Esta claro que tenemos pruebas, la vida tiene cosas buenas pero también tiene muchas malas que debemos pasar para crecer. Así, nuestro hombre exterior (físico) se va desgastando como dice Pablo, pero nosotros hemos muerto al hombre exterior y vivimos para Cristo, así que aunque el cuerpo se vaya desgastando, el Señor nos renueva día a día nuestro hombre interior, es decir, el espiritual, el que de verdad nos mueve. Esta parte espiritual va creciendo con la ayuda del Señor para, en un final glorioso, parecernos al Señor Jesús tal y como Dios quiere. Tal cosa no sería posible sino fuera por Dios y su gracia, misericordia y poder.

Luego Pablo dice que tenemos una leve tribulación, a la verdad es leve. Aunque estuviéramos postrados en una silla de ruedas o aun peor que esto, sea lo que sea, la tribulación sería leve, pues compararíamos la tribulación física de una vida, como máximo, 80 u 90 años, con la eternidad al lado del Señor.
Si lo pusieramos en una balanza, el eterno peso de gloria que tiene una eternidad con el Señor es muchísimo más pesado que una vida humana de impoténcia física.

Finalmente Pablo nos insta a la fe. Debemos mirar las cosas que no se ven. Las cosas que se ven son finitas, se acaban. En cambio las que no se ven son las que de verdad improtan, las que prevalecerán para siempre.
De ahí la importancia de vivir siempre por fe y de no guiarnos por lo que vemos o no vemos. Simplemente con la fe nos basta para que el Señor ponga Su Espíritu Santo en nuestro interior y nos haga Suyos para servirle en todo lo que quiera y para gozar de una vida repleta de bendiciones espirituales. Eso sí, el poder debe ser totalmente del Señor y nosotros solo debemos ser esos vasos de barro que son llenados del inmenso tesoro de Dios.

Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,
2ª Corintios 4:7

Que el Señor nos bendiga.
amén.

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