domingo, marzo 29, 2009

Dios vivo

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ­Cuándo vendré, y pareceré delante de Dios!
(Salmo 42:2)


En el dia de hoy quería compartir un muy breve pensamiento acerca de este precioso versículo.

Situándonos un poco en el contexto el escritor, acaso uno de la familia levítica de cantores que acompañaban a David en el destierro, llora su ausencia del santuario, a causa de la tristeza agravada por la injuria de los enemigos, y es consolado en la esperanza del alivio. Esta línea de pensamiento se repite con alguna variedad de detalle, y se repite la misma terminación en cada caso.

También sabemos que en el original tanto el Salmo 42 como el 43 estaban unidos.

Me llamaba la atención, primeramente, el hecho de que el alma del salmista dijera que tenia sed de Dios. Podemos hacer la comparación con aquél versículo que nos dice que Él es la fuente de vida.

El hecho más quotidiano es la expresión. Cuando tenemos sed, necesitamos la bebida lo antes posible porque la deshidratación hace que muchas de nuestras celulas vayan muriendo. Pese a eso, aquí nos habla de una sed diferente. Nos habla de una necesidad indispensable de Dios. Esa debe ser nuestra realidad, tener una sed intensa para estar en comunión con Él.

El otro punto que me llamó la atención es el hecho de que nos habla del Dios vivo, en contraposición con todos aquellos ídolos que tenian y que, pese a que están más disimulados, seguimos teniendo en el día de hoy.

Que Dios nos ayude a tener esa sed intensa de buscar a Dios y que le busquemos y adoremos a Él y no a otros dioses que están muertos como el dinero, el deporte...

Aclaración: no digo que el dinero (la raíz de todos los males) o el deporte sean malos en si, solo son malos cuando los anteponemos a Dios.