"Que el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo."
Romanos14:17
Que nuestro gozo se base en lo que tenemos en el corazón y en nuestro interior es algo maravilloso. El gozo que, en cambio, se basa en lo que poseemos o en el ambiente en el que estemos es efímero, nunca nada de eso puede durar para siempre.
Algo que hacemos muy a menudo es que, cuando estamos pasando una buena época en la que todo nos esta yendo bien y el ambiente en el que estamos nos acompaña, somos felices. Pero cuando todo esto se acaba y vienen tiempos peores para nosotros, esta felicidad se convierte en infelicidad. Somos felices cuando hablan bien de nosotros pero, en cambio, nos hundimos cuando hablan mal.
Nuestra algería, por lo tanto, no puede depender de las cosas externas que nos hagan cambiar tan a menudo nuestro ánimo. Si nuestra fuente de gozo está siempre en nuestro interior, nuestra felicidad es independiente a todo lo que tenemos a nuestro alrededor, sea bueno o malo. Pero en los momentos en los que podemos estar pasando por pruevas y dificultades, el Espíritu Santo está siempre con nosotros, y nos consuela. En momentos en los que nos sentimos que no podríamos estar peor, ¿nos podría ayudar algun bien material o, simplemente, algo del mundo? Está claro que no, sólo Dios lo puede hacer a través del Espíritu Santo y nos da un gozo indescriptible.
Si todos nosotros dependieramos sólo de eso, ¡cuántas cosas y decepciones nos ahorraríamos!
Romanos14:17
Que nuestro gozo se base en lo que tenemos en el corazón y en nuestro interior es algo maravilloso. El gozo que, en cambio, se basa en lo que poseemos o en el ambiente en el que estemos es efímero, nunca nada de eso puede durar para siempre.
Algo que hacemos muy a menudo es que, cuando estamos pasando una buena época en la que todo nos esta yendo bien y el ambiente en el que estamos nos acompaña, somos felices. Pero cuando todo esto se acaba y vienen tiempos peores para nosotros, esta felicidad se convierte en infelicidad. Somos felices cuando hablan bien de nosotros pero, en cambio, nos hundimos cuando hablan mal.
Nuestra algería, por lo tanto, no puede depender de las cosas externas que nos hagan cambiar tan a menudo nuestro ánimo. Si nuestra fuente de gozo está siempre en nuestro interior, nuestra felicidad es independiente a todo lo que tenemos a nuestro alrededor, sea bueno o malo. Pero en los momentos en los que podemos estar pasando por pruevas y dificultades, el Espíritu Santo está siempre con nosotros, y nos consuela. En momentos en los que nos sentimos que no podríamos estar peor, ¿nos podría ayudar algun bien material o, simplemente, algo del mundo? Está claro que no, sólo Dios lo puede hacer a través del Espíritu Santo y nos da un gozo indescriptible.
Si todos nosotros dependieramos sólo de eso, ¡cuántas cosas y decepciones nos ahorraríamos!
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