"Por nada estéis afanosos; sino sean notorias vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con hacimiento de gracias." Filipenses 4:16
No sé si a vosotros os pasa lo mismo, pero yo soy un claro ejemplo muchas veces del no saber esperar lo que quiero. Cuando quiero algo, lo quiero tener al momento pero, casi siempre, tengo que esperarme un largo tiempo o nunca lo llego a tener.
Aunque lo que deseemos sea algo que no tenga importancia o que no me sirva de nada, siempre tenemos que orar al Señor para que nos lo de si es Su voluntad o que no, pero siempre estando dispuestos a rechazarlo.
Dios es quien más nos quiere y quien más sabe lo que nos conviene, nunca no nos daría algo que nos ayudara a bien. Por lo tanto, tendríamos que dejar de pensar tanto en lo que NOSOTROS creemos que puede ser lo mejor después de saber las veces que nos hemos equivocado.
Ya es hora que dejemos nuestro YO a un lado y vivamos sólo para lo que el Señor quiera, dando gracias en lo que nos da y también agradeciéndole lo que no nos da.
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