domingo, julio 26, 2009

Eclesiastés 3:14

He entendido que todo lo que Dios hace, ésto será perpetuo: sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y hácelo Dios, para que delante de él teman los hombres.
Eclesiastés 3:14

Perdonad por no haber podido actualizar estos dos últimos días, nos ha sido imposible.

Siguiendo con la temática anterior, vemos, en la primera parte del versículo (he entendido que todo lo que Dios hace, ésto será perpetuo) uno de los temas más recurrentes de este libro, que es la permanencia de lo que Dios da, en contraposición de la vanidad de las demás cosas.

La segunda parte del versículo vemos que dice Dios que ni sobre aquello (ya hecho por Dios) no se añadirá ni se disminuirá nada. Esto hace referencia a la obra del hombre. El resultado de los trabajos del hombre depende enteramente del propósito inmutable de Dios. En esta parte también vemos que lo que Dios hace es completo en sí mismo y perfecto, es decir, no hace falta poner ni quitar nada, porque, en la perfección divina de Dios, todas sus acciones serán completas.

Lo que toca al hombre, pues, es hacer y gozar todo bien terrenal en su debido tiempo y en su medida correcta, tal como Dios quiere. Esto quiere decir, no dejando de lado a Dios, sino lo contrario, es decir, observando profunda reverencia para con Dios; porque el misterio y la inmutabilidad de sus propósitos divinos tienen por fin conducir al "hombre al temor de Dios." El hombre no sabe el resultado de cada acto; de otro modo se creería independiente de Dios.

En conclusión, seamos capaces de ver que el fin de todo discurso es este "Teme á Dios, y guarda sus mandamientos" (Eclesiastés 12:13) y confiemos en que el Señor, todo lo hace completo y perfecto en su debido tiempo, así que, oremos esperando la obra de Dios.

Dios nos bendiga

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