martes, julio 21, 2009

Eclesiastés 3:9,10

Ecc 3:9 ¿Qué provecho tiene el que trabaja en lo que trabaja?
Ecc 3:10 Yo he visto la ocupación que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que en ella se ocupasen.
En este capítulo ya hemos visto anteriormente, que el Señor dispone del tiempo para todo y es lícito, siempre y cuando no ocupe Su lugar.

El primer versículo hace una pregunta interesante. Pregunta: ¿que consigue el hombre con su propio esfuerzo? La anulación de un acto por otro sugiere que no hay valor duradero a los esfuerzos del hombre, es decir, nada de lo que haga el hombre con su esfuerzo, puede llegar a nada. Leía hace poco un libro que decía que hace unos años hubo una campaña evangelística multitudinaria que hizo una organización cristiana, pero justo después de esa gran campaña, la gente de la misma organización dejó de ir a las reuniones, hubo un gran desfallecimiento y se ve que preguntaban, ¿qué les pasa hermanos? y decían que estaban cansados. La cuestión es que se cansaron porque la campaña evangelística estaba basada en esfuerzo humano, no en el Espíritu Santo. Porque, el trabajo hecho por el Espíritu Santo nos renueva y nos da más fuerzas. Así que el trabajo que hagamos en la tierra por nuestras fuerzas sabemos que no será duradero.

El segundo versículo tiene una relación directa con eclesiastés 1:13 que ya estudiamos anteriormente. Esta tarea es dolorosa según la perspectiva humana pero maravillosa según la perspectiva de Dios como veremos mañana en el siguiente versículo.

Dios nos bendiga a no hacer nada por nuestro propio esfuerzo, sino bajo la base del Espíritu Santo. Maranatha

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