lunes, agosto 25, 2008

Siervos redimidos

Isa 44:21 Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi siervo eres. Yo te formé, siervo mío eres tú; Israel, no me olvides.
Isa 44:22 Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.
Isa 44:23 Cantad loores, oh cielos, porque Jehová lo hizo; gritad con júbilo, profundidades de la tierra; prorrumpid, montes, en alabanza; bosque, y todo árbol que en él está; porque Jehová redimió a Jacob, y en Israel será glorificado.
Isa 44:24 Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;

Los primeros versículos de este pasaje nos dejan las cosas claras. Primero que el pueblo de Israel, el pueblo de Dios (cosa que se puede extender a nosotros) son Sus siervos. Él es el Señor, nosotros Sus siervos.
Él nos formó, no debemos olvidar eso. Y lo mejor de todo es que aun cuando nosotros nos rebelamos y le dimos la espalda, Él tuvo misericordia de nuestros pecados y rebeliones y las "deshizo". ¡Que maravillosa gracia la del Señor!

Posteriormente el pasaje se está unos cuantos versículos hablando de la potencia del Señor, de Su grandeza y omnipotencia.

Pero yo me quiero quedar aquí con a parte de la misericordia que tiene el Señor hacia nuestros pecados. Y más concretamente, antes de esta porción, viene otra de los ídolos. El Señor crítica en gran manera a los ídolos, está en el principio de Isaías 44. Antes los ídolos eran figurillas de madera o metal a las que se adorava. Ahora somos más"modernos" y ya no adoramos a figurillas (aunque aun hay gente que si), sino que ponemos otras cosas en el sitio de Dios. La familia, el amor, el trabajo, el deporte, etc. Si antes se ponian dioses falsos, ahora se pone, en el lugar de Dios, cosas de nuestra vida diaria. Estas cosas pasan a ser nuestros señores.

Pues que vigilemos hermanos en no hacernos ídolos o señores que ni ven ni oyen ni nos pueden dar nada de nada. Que tenemos un señor redentor, que ha muerto por nosotros. No necesitamos ningún otro señor. Y si ya hemos caído y pecado de idólatras, tenemos esta esperanza, que el Señor Jesús intercede por nosotros, y como ya ponia Dios en esta porción de Isaías, Él deshace nuestras rebeliones y hace como si nunca hubieran existido. Aunque todo pecado tiene sus conseqüéncias, pero Dios perdona.

Que el Señor bendiga Su Palabra,
amén

No hay comentarios: