Salmos 32:9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se acercan a ti.
Hoy el pensamiento va a ser corto. Sólo comentaros antes de empezar que Jordá y yo estamos empezando a preparar el boletín semestral. Dentro de nada ya lo tendremos por aquí y se podrá descargar. Os iremos informando.
El pensamiento que el Señor me ha puesto en el corazón es de salmos, y es una reflexión muy conocida, algo básico del cristianismo,por lo menos en la teoría. Pero que siempre nos cuesta mucho poner en práctica (o por lo menos a mí).
Estoy hablando de la fidelidad al Señor, de la confianza en Él. El Señor nos dice que nos acerquemos a Él. Fácil,sencillo cuando no hay problemas. Pero el Señor va más allá y nos insta a confiar en Él y a esperar en Él aun cuando hay problemas. Para nuestra desgracia somos bastante desobedientes y no solemos hacer mucho caso, y cuando creemos que podemos ser un poco independientes del Señor, o que las cosas no van "como esperávamos" nos vamos y hacemos la nuestra separados del Señor. Y aquí entra este versículo. El Señor nos dice que no tengamos que hacernos daño para ver que debemos estar con Él, que donde mejor podemos estar es con Él.
Los animales de cargatienen una especie de riendas que van cogidas por la boca del animal y cuando el animal se separa de la senda que tiene que ir, el amo tira de ese cabestro haciéndole daño para que el animal le haga caso.
Cuantas veces somos nosotros mismos que nos hacemos daño apartándonos del Señor para hacer lo que creemos es "nuestra vida" o para ser "libres", cuando sabemos muy bien que la verdadera libertad está en el Señor. Y otras veces tiene que ser el Señor quien tire de ese cabestro, haciéndonos daño para que no nos perdamos del todo y volvamos a Él arrepentidos y humillados.
Pues que el Señor no tenga que guiarnos tirando del cabestro por nuestras rebeliones y estemos siempre bajo sus pies obedeciendo con humildad y mansedumbre, que así es como nos irá bien de verdad.
Que el Señor nos bendiga, amén
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