Pero las cosas que para mí eran ganancias, helas reputado pérdidas por amor de Cristo.
(Filipenses 3:7)
Hoy será un pequeño pensamiento dado que los primeros dias de uni, es decir, de levantarse a las 5 cada día, a estas horas me pesan mucho, por vergüenza mía lo digo.
Pablo escribe esta carta y se da cuenta de una cosa, de la que Salomón, en cierta manera también Dios le dió entendimiento para discernir y es que todo aquello que no sea la búsqueda directa de Dios es vanidad, son pérdida, son estiercol.
Todo aquello que havia hecho o tenía para ganarse (según los judíos) el cielo (circumcidarse, família judía (tribu de Benjamín), havia cumplido la ley, ya no servía para nada, porque Jesucristo le amó y nos amó de tal manera que rompió el velo que hacía la separación entre Él y nosotros.
La relación del apóstol con Cristo era infinitamente más valiosa que todo lo que Pablo había considerado de gran valor en su vida. El cambió de una vida centrada en intereses personales a una vida entregada a servir a Cristo.
Dios les bendiga y realmente nos demos todos cuenta que fuera de Cristo no hay nada que valga la pena.
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