viernes, enero 16, 2009

La verdadera religión

Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.
La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.
(Santiago 1:26-27)
Los dos versículos de hoy me gustan mucho. La verdad es que tratan la vida cristiana desde dos puntos de vista que me parecen muy útiles.

Primero nos habla de la religión. Que la Biblia hable de religión no tendría que ser algo extraño pero creo que esta palabra sale muy pocas veces en la Palabra de Dios (aunque no las he contado). Santiago aquí se referia, con religión, a los rituales, rutinas y demás ceremonias que eran solamente eso, ceremonias, que no eran efectuadas con sinceridad de corazón.
Y es una cosa que no me gusta nada, cuando te califican de religioso las personas no creyentes. No de una manera maliciosa sino más bien un poco prejuzgando sin querer. Esta es, seguramente, la imagen que mucha gente tiene de la religión, una série de ritos, normas, rutinas, dogmas y doctrinas que deven seguirse por fe y nada más que fe, una fe ciega.
Pero hay una religión verdadera, una religión que es la que agrada al Señor, lejos de formalismos, frialdades de corazón y otras cosas; es la religión que visita a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y la que se guarda sin mancha del mundo. Resumido creo que la religión que quiere el Señor es una con amor hacia los demás y con santidad o amor hacia Él, de una manera que el mundo este ahí pero no nos atraigan sus lucecitas y Dios sea nuestro único Señor.
Creo que estamos llamados a demostrarle a la gente que la religión no son una serie de ritos frios y sin sentido (Tanto a no creyentes como a creyentes) sino que es una vida en comunión con Dios, una relación dia a dia, minuto a minuto con Él, viva. Con sus altos y bajos, pues somos pecadores y tendemos a apartarnos de nuestro Creador, pero una relación firme y que no se puede igualar a nada que nos pueda ofrecer nadie en este mundo. Una relación de amor hacia los demás y hacia nuestro Padre que está en los cielos, guiada por Su Espíritu Santo que nos da desde que creemos en Él y gracias al sacrificio de Su Hijo Jesús que murió por amor a todo el mundo en una cruz. ¡Gracias al Señor Jesús por su sacrificio!
Toda la gloria sea para Dios.
Amén.

No hay comentarios: