lunes, abril 21, 2008

Esteban

Antes de empezar con el pensamiento devocional de hoy, nos gustaría aclarar que este blog no tiene nada que ver con el testimonio philadelphia que se cita en páginas recomendables, únicamente, como ya he dicho, lo tenemos como páginas recomendables. Por otro lado me gustaría destacar que queremos ser como la iglesia de philadelphia citada en apocalipsis, es decir, guardar Su Palabra y no negar Su Nombre. Pero que quede claro, no hay ningún apoyo, ni nada referente al testimonio con ese nombre.

Estos dias, releyendo el libro de Hechos me fijé mucho en la historia de Esteban.
Los apóstoles buscaron a 7 hombres que fueran diáconos. Uno de esos fue Esteban, este hombre, según cita la Palabra era "un varón lleno de fe y de Espíritu Santo".
Este hombre, hacia milagros y prodigios en Israel. Entonces por envidia, ciertas personas importantes dentro de la sinagoga le disputaban porque "no podían resistir á la sabiduría y al Espíritu con que hablaba".

Estos hombres se encargaron de sobornar a gente para que dijera que Esteban había hablado mal, había blasfemado contra Moisés y contra Dios. Entonces le llevaron a concilio. En ese concilio llevaron testigos falsos que decían: "Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y la ley Porque le hemos oído decir, que Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y mudará las ordenanzas que nos dió Moisés". La gente que estaba allí, veía a Esteban con una cara de ángel, tal como cita la escritura.

Esteban en ese momento se defendió y reprocha a los judíos la muerte de Cristo, también reprocha la idolatría de sus padres. Allí, en ese momento se dicta justícia y deciden matarlo apedreándolo.


Act 7:55 Más él, estando lleno de Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vió la gloria de Dios, y á Jesús que estaba á la diestra de Dios,
Act 7:56 Y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre que está á la diestra de Dios.
Act 7:57 Entonces dando grandes voces, se taparon sus oídos, y arremetieron unánimes contra él;
Act 7:58 Y echándolo fuera de la ciudad, le apedreaban: y los testigos pusieron sus vestidos á los pies de un mancebo que se llamaba Saulo.
Act 7:59 Y apedrearon á Esteban, invocando él y diciendo: Señor Jesús, recibe mi espíritu.
Act 7:60 Y puesto de rodillas, clamó á gran voz: Señor, no les imputes este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.

El final me parece increible, Señor, no les imputes este pecado. Dios quisiera que nos parecíeramos un poco más a Esteban, que dió su vida, quizá lo mataron injustamente, por envidias. Actualmente es más difícil que te maten físicamente por envidias, pero te pueden hacer mucho daño. Esteban, sin embargo, lleno del Espíritu Santo dijo esas palabras que nos deberíamos repetir siempre que deseamos el mal a alguien.

Con esto quiero decir que aunque la gente nos tenga envidias, nos castigue, incluso, nos odie, debemos seguir firmes, nuestra vida debe ser un reflejo del Espíritu Santo, así, y solo así, tendremos la victoria en Cristo.

Bien hermanos, que les sea así en vuestra vida y que Dios les bendiga grandemente, según Su misericordia.

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