miércoles, junio 04, 2008

La Palabra de la Cruz

Continuando y terminando con el tema citado el otro día sobre el libro me gustaría terminar un poco con lo que empezamos sobre el arbol.

En el salmo 1 nos dice

Psa 1:1 BIENAVENTURADO el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Psa 1:2 Antes en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.
Psa 1:3 Y será como el árbol plantado junto á arroyos de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.

Cuál es el único árbol que se deleita en la Palabra de Dios? Es el Señor Jesucristo, Dios hecho carne. Él es el arbol verde que vino a salvar a los árboles caídos. Cuando habló con las mujeres de Jerusalén les dijo:

Luk 23:28 Mas Jesús, vuelto á ellas, les dice: Hijas de Jerusalem, no me lloréis á mí, mas llorad por vosotras mismas, y por vuestros hijos.

Luk 23:31 Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué se hará?

Cristo, el árbol verde, venia con el madero, el árbol seco. Este era su compañero en el Gólgota, era símbolo de aquellos a los que Dios quiso como amigos y que eran sus enemigos, los hombres. Ahí van los dos, el árbol verde junto al seco hacia el Gólgota.
Una analogía interesante es que Cristo, des de pequeño se familiarizó con el madero ya que Él mismo era carpintero. Le era ya un viejo conocido. Y allí, en aquel monte, el madero cuenta nuestra historia. El árbol verde, allí, le da un poco de jugo de vida al árbol seco, lo moja con su sangre por fuera y por dentro, a través de sus clavos.

Heb 9:14 ¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció á sí mismo sin mancha á Dios, limpiará vuestras conciencias de las obras de muerte para que sirváis al Dios vivo?

Sangre de Cristo para los árboles secos, por la muerte (espiritual y física), salvación para el alma y salvación para el cuerpo. Nueva vida en Éspíritu y nuevo cuerpo para el cuerpo. Dos veces muertos, dos veces vivos. Muertos en el alma y muertos en el cuerpo; salvos en el alma y salvos en el cuerpo. Él me amó y por eso se quedó seco, para hacerme verde otra vez.


Psa 22:14b Mi corazón fué como cera, Desliéndose en medio de mis entrañas.
Psa 22:15a Secóse como un tiesto mi vigor, Y mi lengua se pegó á mi paladar;

Se quedó seco, su corazón se rompió, fue como la cera que él ponía al fuego en la carpinteria, se derritió dámndonos todo lo que tenía: su sangre: Por eso dirá el profeta Zacarias:

Zec 13:1 EN aquel tiempo habrá manantial abierto para la casa de David y para los moradores de Jerusalem, para el pecado y la inmundicia.

Es la sangre de Cristo

¡Cuanto necesitamos que nos penetre la cruz de Cristo por Su Palara! es eso que Pablo, por inspiración del Espíritu Santo llamó "... la Palabra de la cruz..." (1a Crotintios 1:18a)

Dios les bendiga y que realmente la Palabra de la Cruz penetre en vuestras y en mi vida de manera que llegue a partir el alma como espada de doble filo, tal como cita la Palabra.

1 comentario:

Isma y Jordà dijo...

m'encanta Jordà
gracies al Senyor