1Jn 5:6 Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.
1Pe 1:18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
1Pe 1:19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
Cuando vino el Señor Jesús a perdonar nuestros pecados, no vino solamente con agua sino que también vino con sangre. ¿Qué significa esto? Vino con agua para limpiar, purificar a los pecadores que nos queríamos acercar a Dios, pero vino con sangre para pagar ese precio tan alto, el del pecado, que nosotros no podíamos pagar. En el antiguo testamento cuando alguien pecaba, se le ofrecía una sacrificio a Dios, en forma de becerros, corderos, etc. El simbolismo estaba en que por un pecado, algo mal hecho del hombre, era el animal sacrificado el que cargaba con el pecado de éste, volviendole a limpiar de nuevo. El Señor Jesús, lo que hace en la cruz es, con su sangre purificadora, pagar por TODOS nuestros pecados y los de todo el mundo entero, para que podamos entrar lirbemente a la presencia del Señor. El Señor Jesús es esa víctima inocente como lo eran los corderos sacrificados en el Antiguo Testamento que cargó con todos nuestros pecados sin merecerlo.
Ahora bien, después de esta muerte que sólo Dios pudo regalarnos, hay más presentes que nos son por gracia otorgados. Presentes como la nueva vida en Cristo y ésta que debe ser completamente rendida a Dios para hacer lo que Él quiera de y con nosotros. Por eso decía que no es un simple lavado de cara, no es una simple limpieza de algo malo (que de por sí ya es impresionante) sino que además el Señor no nos deja huérfanos y nos adopta como hijos suyos dándonos un nuevo Espíritu, una nueva vida... un todo... que es Él.
Mat 26:28 Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos para remisión de los pecados.
Rom 3:25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,
Eph 1:7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,
Heb 9:12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario