Bueno mi primera actualización después de bautizado. Gracias a todos los que habéis orado por mi (si es que alguien que lea esto lo ha hecho). La verdad es que el bautizo fue muy bien, mejor de lo esperado y me sentí como nuevo pudiendo dar testimonio de que el Señor me ha salvado y renovado con Su sangre preciosa. Gracias a Él por toda Su gran misericordia. Y ya no me enrollo más y empiezo el comentario.
El día cinco me voy con jordá y los jovenes de terassa y Barcelona (entre otros) a BESALÚ, una casa de colonias donde hacemos retiros para jovenes y tal. Esta vez el tema del campamento para los jóvenes será: "entrega absoluta". "Casualmente" para mi bautizo me regalaron un libro que se titula igual, y lo he empezado a leer y os voy a compartir la primera parte que me ha gustado mucho.
A veces nos cansamos (en mi caso es así), de intentar darselo todo al Señor, de entregarnos absolutamente a Él. Me explico. Debemos morir completamente al mundo, al yo interior, y darle nuestro todo, nuestra vida entera al Señor. Pero hay veces, situaciones, cosas, etc. Que nos cuesta muchísimo darle al Señor. Entonces, ahí estamos fallando con esa entrega absoluta, con esa total muerte, y aveces nos desesperamos. Y en esa desesperacion clamamos más fuerte al Señor para que, no sabemos de que manera, nos ayude a quitarnos estas cadenas que nos ponemos nosotros mismos y se lo demos todo de verdad a Él. Aquí, en el libro, el autor decía venir con una buena noticia. Venía con algo más que una buena notícia, con un versículo:
Php 2:13 Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
Es el Señor quien obra en nosotros. Nosotros, por nuestras fuerzas no tenemos futuro en esta batalla, somos ineficaces, negligentes, vagos, malos, etc. Pero es el Señor quien obra en nosotros. Así que no debemos apoyarnos en nuestras fuerzas, sino en las del Señor, por eso es tan i tan importante dejarlo TODO absolutamente en sus manos, ya que cuando no hacemos eso, nos estamso reservando cosas nuestras que como son nuestras (y no de Dios) no nos van a traer victoria sino continuas derrotas.
Así que hasta que no nos demos cuenta de que debemos rendirle la vida al Señor y dejar que Él obre en nosotros no tendremos esa victoria total que Él nos promete. Es el Señor quien trabajará en nosotros, si nosotros lo dejamos claro.
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