Pro 14:32 Por su maldad será lanzado el impío: Mas el justo en su muerte tiene esperanza.
Pro 14:33 En el corazón del cuerdo reposa la sabiduría; Y es conocida en medio de los necios.
Pro 14:34 La justicia engrandece la nación: Mas el pecado es afrenta de las naciones.
Pro 14:35 La benevolencia del rey es para con el ministro entendido: Mas su enojo contra el que lo avergüenza.
Estoy haciendo un estudio de el que plantó la iglesia a la que yo asisto en Abrera y Olesa. Es sobre proverbios y lo hizo él íntegramente. Está muy bien y voy a comentaros un fragmento que me ha sorprendido.
Todos estos versículos tienen un denominador común; a los que siguen al Señor y están en sus caminos y le obedecen les irá bien, en cambio a los que no le hacen caso, las cosas les irán de otra manera muy diferente.
Lo que me ha sorprendido del primer versículo es que ya se "adelanta" a los acontecimientos que tendrían que pasar con la llegada del Señor Jesús y su muerte salvadora por nosotros. Antes, en el antiguo testamento no se sabía con certeza (o por lo menos no con la misma que dejó el Señor Jesús en su primera venida) que después de la muerte había un cielo para los buenos, pero aquí parece que el Espíritu Santo nos está adelantando proféticamente unos acontecimientos que distavan en unos cuantos centenares de años hasta verse cumplidos.
Si somos prudentes o cuerdos tendremos la sabiduría con nosotros, pues tendremos el temor de Dios y el temor del Señor es sabiduría (temor no como miedo sino como respeto máximo e dependencia en humildad). En cambio si somos necios no.
También vemos que las naciones justas són las que prevalecerán y triunfarán, en contra de las pecadoras que se autodestruyen con su propio pecado (maldad, separación de Dios o simplemente hecho que a Dios le desagrada
y por tanto es malo tanto para los otros como para nosotros mismos los que pecamos).
Si somos unos buenos servidores el Señor nos recompensará, pero si le defraudamos o avergonzamos el Señor no estará muy contento con nosotros. La maravilla de esto es que no debemos hacer ninguna obra para agradar al Señor, sólo esforzarnos y ser valientes y creer en Él con mucha fue, pues el Señor Jesús ya hizo todo lo necesario para limpiarnos el pecado que llevavamos encima.
Que el Señor bendiga Su Palabra.
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